Salesianos Elche, «Iglesia por el Trabajo Decente»

29 abril 2019

Con motivo del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo y en la semana del 1º de Mayo, nos sumamos a las justas reivindicaciones de estas jornadas.

Salesianos Elche, «Iglesia por el Trabajo Decente»

Por: Javier Sebastián, coordinador Pastoral Escolar San Rafael

 

“A la Familia Salesiana nos viene ‘de serie’ la preocupación por el trabajo decente: así debe ser, está en nuestros genes, forma parte de nuestra identidad como una causa irrenunciable que viene directamente del corazón de nuestro Padre Don Bosco”. (De Salesianos.info – Portal de Noticias Salesianas).

Y es que no puede ser de otra forma. Hacemos memoria de nuestra adhesión desde Salesianos Elche (Consejo de la Obra Salesiana, 22-9-2016) a la iniciativa “Iglesia por el Trabajo Decente”, y al estrenar este mes de mayo nos sumamos al sentir del Manifiesto que todas las organizaciones promotoras de dicha iniciativa (Cáritas España, CONFER –Conferencia Española de Religiosas y Religiosos-, Comisión Justicia y Paz, los movimientos apostólicos de trabajadoras/es cristianos –HOAC y JOC- y también la Juventud Estudiante Católica) han difundido en estos días en torno al 1º de mayo, Día Internacional del Trabajo: “PRIORIZANDO A LAS PERSONAS, DESCARTAMOS LA INDECENTE PRECARIEDAD”. (Con el hashtag #NoSoyUnDescarte y multiplicando el compartir de las imágenes que encontráis en este artículo, podéis apoyar la difusión de este importante mensaje, ¡gracias!). Aquí os compartimos el Manifiesto 2019:

“…unimos nuestras voces y fuerzas en esta fiesta de los trabajadores y trabajadoras y de san José obrero para celebrar el sentido creador del trabajo, y para poner de relieve la urgente necesidad de poner fin a la lacra de la precariedad laboral que caracteriza el actual sistema de relaciones labores y que lesiona los derechos de las personas trabajadoras y de sus familias. Constatamos que el trabajo decente, que forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es un elemento imprescindible para la justicia social y la cohesión de toda la humanidad. (…)

La indecente precariedad del trabajo está afectando duramente a la juventud hundida en una pobreza crónica que les imposibilita un proyecto de vida; a familias cuyas necesidades básicas quedan sin asegurar o sin cubrir, como son el techo, luz, comida, ropa o medicamentos; y a personas mayores que sufren una vejez sin calidad a causa de unas pensiones indignas. Se trata de situaciones provocadas por un sistema capitalista injusto que sitúa el trabajo, no como fuente de vida y dignidad, sino como recurso al servicio imperioso del capital a costa de la precariedad latente de las personas trabajadoras y de la exclusión de todos a los que el papa Francisco define como “descartados”.

Afirmamos que el trabajo es esencial para la vida de las personas porque ayuda a construir nuestra humanidad. A través de él potenciamos, desarrollamos y expandimos nuestras capacidades y cualidades. Es necesario repensar el sentido del trabajo, de la economía y de la empresa, devaluadas en nuestra sociedad. Para ello tenemos que exigir a políticos, gobernantes y poderes económicos unos derechos que son básicos para la construcción de una sociedad cuyo sentido y función sirvan al bien común.

“El trabajo está en función de la persona y no la persona en función del trabajo”, como señaló San Juan Pablo II en Laborem exercens, 6. En la reflexión sobre el futuro del trabajo realizada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con motivo de la celebración del centenario de su creación hace hincapié en la urgencia de unificar la lucha contra la precariedad. Propone, para ello, un programa centrado en las personas y basado en la inversión en las capacidades de los individuos, las instituciones laborales y en el trabajo decente y sostenible.

Desde estas constataciones, reclamamos:

■ Que se sitúe a la persona en el centro de la vida política, de las relaciones laborales y del trabajo, a fin de abordar la indecente precariedad que descarta a millones de personas al acceso “a un trabajo decente y no de cualquier modo”, en palabras del papa Francisco, y de facilitar el diálogo social entre los gobiernos y las organizaciones de trabajadores y trabajadoras, empresariado y agentes sociales.

■ Que se haga efectivo por parte de los poderes públicos el derecho a un trabajo digno para todas las personas, ya que el trabajo es expresión de la propia dignidad

■ Que se reconozca social y jurídicamente el trabajo de cuidados. Para ello necesitamos un planteamiento nuevo de políticas sociales, de género y educativas que facilite una prestación de los cuidados compartida por hombres y mujeres, y que posibilite una igualdad real de oportunidades en el lugar de trabajo.

■ Afirmamos que el trabajo es para la vida, por lo que se tiene que producir en unas condiciones laborales que garanticen la integridad física y psíquica de la persona, y que garanticen su protección social. Por eso reclamamos: “Ni una persona muerta más por accidente de trabajo”.

Este Manifiesto nos propone una reflexión profunda respecto a esta realidad del trabajo: en su parte final se invita “a las comunidades cristianas a celebrar la Eucaristía como signo de solidaridad con quienes sufren la precariedad y deshumanización del trabajo, y a participar en aquellas actividades que convoquen las organizaciones sindicales para exigir un trabajo decente acorde con la dignidad de todas las personas”.

Feliz y solidario Primero de Mayo, querida Familia Salesiana.