Elche, «Por el trabajo decente»: Se cumplen dos años
Por: Javier Sebastián, Coord. Pastoral Escolar San Rafael
Hoy se cumplen dos años de la proposición presentada por la HOAC y aprobada por unanimidad por todas las fuerzas políticas con representación en nuestro Ayuntamiento, que hacía referencia al “cumplimiento de los compromisos contraídos por el Estado Español en la llamada Agenda 2030, en lo relativo a su objetivo nº 8, referente al trabajo decente y al crecimiento económico (Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y solidario, el empleo pleno y productivo, y el trabajo decente para todos)”.
Aquel compromiso municipal visibilizado en el consenso político (¡tan necesario en estos tiempos de polarización y estridencia!) se expresó -entre otras medidas- en la necesidad de “promover un Plan de Empleo Juvenil (en el marco del “Pacto Mundial para el Empleo de la OIT”), la lucha por la eliminación de la brecha salarial hombres-mujeres, posibilitar la participación de economías alternativas en la gestión municipal, promover iniciativas para personas en paro de larga duración, medidas contra el fraude en la contratación temporal o para combatir la economía irregular…”
Convencido de que “es muy de Don Bosco, muy de nuestro carisma, poner el empeño en dignificar la vida de tantas y tantos trabajadores precarios”, hago memoria de esta iniciativa, ¡nos urge insistir en esta prioridad social y política!: sí, con la que está cayendo, y en medio de una honda crisis de consecuencias difíciles aún de cuantificar (hace unas semanas escuchábamos en la Jornada de Pastoral del Trabajo que “no podemos seguir “normalizando” tantas situaciones donde el empleo no garantiza una vida digna, donde crece la pobreza, la exclusión y se instalan la inestabilidad y la precariedad -se recordaba especialmente a las trabajadoras del empleo doméstico, temporeros, personas que trabajan en la economía informal, a las víctimas de la siniestralidad laboral y a los jóvenes golpeados de nuevo por una crisis más-…”). Precisamente, experimentamos la contradicción y la injusticia de que muchos de los trabajos que durante la pandemia se han ido visibilizando como esenciales (cuidadores y cuidadoras, personal sanitario, limpieza urbana, personas empleadas de tiendas y comercios, transporte, etc…) son trabajos con altos índices de precariedad, y que lo que menos valoramos (económicamente) es lo que tiene un mayor valor real para la sostenibilidad de nuestra sociedad, y necesita urgentemente mayor protección y dignidad.
Siempre es tiempo de reivindicar un mayor compromiso de las instituciones y agentes sociales por la promoción del trabajo digno y estable. Ahí hemos de estar desde lo que nos es propio en nuestro carisma y desde nuestra adhesión como Presencia Salesiana a la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente.