Visita del Señor Obispo de la Diócesis a los niños de catequesis
Por: Francesc Soler Alba, salesiano
El sábado 16 del presente, hacia las once de la mañana, se fueron presentando en el colegio de las Carmelitas los casi 90 niños y niñas que están haciendo la catequesis en nuestro colegio, para prepararse, no solo a su Primera Comunión, sino a su vida cristiana –de Tercero y Cuarto de Primaria-, pero también chicos y chicas de Quinto y Sexto, que están en los grupos Confía de postcomunión.
El obispo de la diócesis les esperaba. Quería saludarlos y compartir con ellos, y animarlos a prepararse a ser buenos cristianos. Don Jesús, como primer acto, saludó a todos los niños llegados de todas partes de la diócesis, con palabras tan alegres y claras que él sabe dirigir, que les llenaron de ánimo para pasar unas bonitas horas de convivencia.
No faltó tampoco la oración, basada en la escena del lavatorio de los pies de Jesús a los apóstoles. Escena que contiene el ejemplo de Jesús para que nosotros “lavemos” también los pies como él. Es decir, que ayudemos a los más pobres y necesitados que encontremos, como buenos cristianos. Por eso, y bien práctico, el donativo por paliar los efectos de la DANA en la Vega Baja que de sus huchas hicieron los niños. Esta Escena evangélica ya la habían trabajado los niños con anterioridad en su catequesis.
La jornada transcurrió, como no podía ser menos, siendo para niños, con los aspectos lúdicos; los hinchables, los bailes y diferentes juegos divertidos.
Además, los niños pudieron conocer de cerca, por los patios a Don Jesús, que habló y saludó más personalmente a quienes se acercaron a saludarlo, y descubrieron que es una persona alegre, sencilla que se deja querer. Algunos se fotografiaron con él.
Y en general, los niños se empaparon de un buen ambiente que se enfoca hacia el bien: compartieron juegos, canciones y bailes con todos los niños llegados de varias parroquias y colegios de la diócesis, lo mismo que con sus compañeros de San Rafael. Descubrieron no solo en sus compañeros habituales, sino en todos los niños presentes, su alegría, su atención y su amabilidad.
Ha valido, pues, la pena esta experiencia de contento, y de descubrir que ser cristiano es muy hermoso.
Bien podemos, pues, concluir con el agradecimiento, por esta actividad de tanto aprovechamiento educativo y cristiano, por la comprensión y colaboración que los padres de los alumnos que asistieron. También gracias a los catequistas que trabajaron porque se organizara tan bien. Y también al colegio, que facilitó los autobuses. Lo mismo, hay que agradecer a los encargados de los deportes del sábado –voleibol y balonmano- los arreglos que hicieron para posibilitar la asistencia de los niños a esta importante actividad.
Francesc Soler Alba, salesiano