Hay experiencias privilegiadas para que los aprendizajes se multipliquen; los espacios de tiempo libre, el patio, el ocio creativo son oportunidades muy “de Don Bosco” para revelarnos y descubrirnos como realmente somos. Y un poquito de esto hemos podido vivir en la convivencia con nuestro alumnado de segundo ciclo, los días 21 y 22 de mayo, en Natural School. Más allá de las conexiones con lo curricular, que han sido ricas y provechosas, descubrimos que estos momentos compartidos nos ayudar a cohesionar nuestros grupos y a sentirnos más familia.
Después de la llegada y acogida del equipo de monitores, en la planificación de los dos días nos anunciaron actividades diversas como la visita y contacto con los animales, rato disfrutado de piscina, la escalada en el rocódromo, las pistas multiaventuras, “Natural chef” (¡elaboraron sus propias pizzas para la cena que disfrutaron a la noche!, ¡vaya nivel entre pucheros!), camas elásticas, tiro con arco, gymkhana nocturna, taller de circo, pelotas malabares y ¡hasta un fuego de campamento! El cansancio casi nos vence, pero aún hubo aliento para el ratillo de dormitorio compartido con amigas y amigos (para muchos, su primera noche lejos de casa, ¡qué nervios!).
Mucha alegría por lo vivido, que hemos querido trasladar a familias y a cada uno de los niños y niñas con los que vamos caminando, agradecidos por la confianza y por la apuesta que vamos haciendo por hacer posibles estas vivencias significativas, que en este final de curso y en el mes de María Auxiliadora cobran mayor fuerza si cabe.
#unsueñoparati