Velles de Serra a Salesians Elx

9 marzo 2021

Alumnes de diferents cursos “serren la quaresma” per la meitat seguint la tradició local amb aquests ninots.

Por David Villalobos Pérez

Alhora que posen en pràctica la llibertat d’expressió respectuosa i construstiva, així com l’esperit critic, alumnes de religió de diferents cursos donaran “veu” a les tradicionals “Velles Serres” o Velles de Serra. Lletrers reivindicatius portats per aquestes dones majors ens recorden que la quaresma és temps de revisió interior però també és temps d’autocrítica de la nostra societat. 

Joan Castaño ens explica aquesta simpática tradició de la qual participem amb molt de gust:

El día central de la Cuaresma —período de cuarenta días que precede a la Semana Santa— está señalado en Elche por una celebración poco conocida, la de «les Velles de Serra».

Esta tradición tiene su origen en la época en que se imponían en la citada Cuaresma importantes rigores penitenciales, como la rigurosa prohibición de comer carne, de manera que se convertía en un tiempo repleto de penalidades. «Ser més llarg que una Quaresma», indica un dicho local referido a alguna circunstancia penosa y difícil de pasar.

Y, precisamente, cumplir la mitad de esos cuarenta días que se inician con el llamado Miércoles de Ceniza, suponía un alto en el camino que quedaba marcado en el vivir cotidiano con una cierta rebaja de tales rigores: se permitía el consumo de carne y el color morado de los ornamentos sacerdotales  era sustituido por el rosado, simbolizando un alivio momentáneo en la penitencia. Además, se vivía este punto de inflexión cuaresmal con la acción popular de «partir o serrar la Vella» en dos mitades. Tal Vieja no era otra que la propia Cuaresma, que solía imaginarse  como una anciana con siete pies, sus siete semanas.

De «serrar la Vella» se derivó en «Velles de Serra» y en dicho miércoles central se solían exponer en balcones y ventanas muñecos, fundamentalmente con aspecto de anciana. Muñecos que eran visitados por los niños de la ciudad y que debían desaparecer a las 10 en punto de la mañana, ya que hubo épocas en que a partir de dicha hora se permitía apedrear los monigotes que no hubieran sido retirados.

Eliminada esta costumbre en los años treinta del siglo XX, volvió a ser recuperada mediante un concurso convocado anualmente por el Patronato Histórico Artístico de la ciudad. En la versión actual de la tradición se han incorporado muñecos de todo tipo con habituales intenciones críticas y mordaces. Pero su exposición en la fecha tradicional nos sigue recordando que hemos serrado la Cuaresma en dos partes y que sólo veinte días nos separan del Domingo de Ramos.

Autor: Joan Castaño,
Director del Museo Municipal de la Festa.

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