“Igualdad y dignidad. La precariedad laboral se escribe en femenino”. Desde la ITD, de la que formamos parte, se nos propone con este lema el ahondar en las causas de la desigualdad y el denunciar la situación de precariedad laboral que sufren miles de personas y que hoy día sigue teniendo mayoritariamente rostro de mujer.
Es mucho el camino que transitar para que la igualdad real se haga visible de manera más significativa: en el Manifiesto de este año, que os invitamos a conocer y a difundir, se subrayan acentos que nos urgen a la reflexión y a la acción.
Temas como la demanda de una “equiparación de derechos para las trabajadoras del hogar y el reconocimiento social de su trabajo, fundamental para la sostenibilidad de la vida”; la denuncia de la “desigualdad salarial que mantiene a las mujeres en situación de inferioridad”; la “especial dificultad de acceso al mercado laboral de mujeres jóvenes”… encuentran eco potente en este texto. Así como la reivindicación de tantas mujeres “de Iglesia, que reclaman desde hace años el reconocimiento sobre el rol que desempeñan, así como la igualdad y la dignidad de las mujeres en los ambientes eclesiásticos”: es alta, decidida y clara su llamada a “seguir reclamando hasta que la igualdad se haga costumbre en la Iglesia”.
En el cierre del Manifiesto, quienes formamos parte de la ITD, desde nuestro trabajo constante hacia la igualdad de mujeres y hombres en todos los ámbitos de la vida, nos unimos al insistente “llamamiento del papa Francisco para poner fin a las desigualdades de las mujeres en el mercado laboral, como la menor consideración de los riesgos laborales en los trabajos altamente feminizados y que traen problemas de salud” (¡es imposible no pensar, al leer estas líneas, en la tarea y la lucha histórica de las aparadoras ilicitanas!, sirva como ejemplo) y -continúa el texto- “acabar con la brecha salarial (un “escándalo que los cristianos deben rechazar firmemente”, dice el Papa)”.
Seguimos unidas y unidos para que “el trabajo que las mujeres realizamos sea socialmente reconocido y goce de las condiciones laborales de un trabajo decente”.
Nuestros esfuerzos como educadoras y educadores quieren aportar, con humildad y confianza, ese granito de arena necesario para seguir construyendo la igualdad. ¡Seguimos!
#AbrimosCaminosdeIgualdad