Bajo el lema “Un trabajo decente tiene que ser un trabajo saludable”, la iniciativa “Iglesia por el Trabajo Decente” (ITD), de la que nuestra Familia Salesiana de Elche forma parte, lanza un Manifiesto con motivo del Primero de Mayo en el que pone el foco sobre el drama de la siniestralidad laboral en España y el resto del mundo, una realidad que arroja unas cifras de escándalo. Esta demanda confluye, además, con los objetivos del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, que se celebra hoy, día 28.
Según se denuncia en el Manifiesto, en el año 2022 se produjeron en España, de acuerdo a los datos del Ministerio de Trabajo y Economía social, casi 1.200.000 accidentes laborales (y en ellos, 826 fueron mortales, ¡más de dos personas al día perdieron la vida trabajando!).
Estas fechas significativas y estos datos preocupantes han sido motivo de reflexión para un grupo de niñas y niños de nuestro cole, y lo han querido compartir con toda la C.E.P.: nos han contado su experiencia en el Buenos Días de este viernes; les hemos ayudado en la redacción, pero las reflexiones y los acentos que han destacado son suyos, expresados desde su sensibilidad y preocupación, pero también con sus deseos de cambiar y soñar con un mundo mejor. ¡Gracias!
#AbrimosCaminoshaciaunTrabajoDecenteySaludable
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BUENOS DÍAS 28-4-2023
Hoy celebramos el Día Mundial por la Seguridad y la Salud en el Trabajo. También el próximo lunes se celebra el Primero de Mayo, el Día Internacional del Trabajo.
En Salesianos Elche formamos parte de la iniciativa “Iglesia por el Trabajo Decente”, que a nivel estatal persigue la sensibilización acerca de la realidad del trabajo precario y la desigualdad en el acceso a un trabajo decente y con derechos: esto atenta contra la dignidad humana, nos ha de preocupar, ¡somos hijas e hijos de Don Bosco!
En clase de 4ºA Primaria hemos compartido una reflexión acerca de cómo vivimos en nuestras familias el trabajo, cómo lo viven nuestros padres, nuestros vecinos, nuestra ciudad…
Nos hemos preguntado qué es un trabajo digno y decente, un trabajo seguro y estable, un trabajo saludable y respetuoso con la realidad de las familias y de las personas.
Descubrimos a tantas personas que trabajan muchas horas, demasiadas, que existen días interminables en los que difícilmente se puede hacer otra cosa más que trabajar.
Hay gente que apenas tiene descansos para recuperarse, incluso cuando su tarea es especialmente dura y exige mucho esfuerzo.
Parece injusto que mucha gente no cuente con un sueldo digno, justo y suficiente para mantener a sus hijos, a su familia, y así poder soñar con un proyecto de vida sólido y con futuro.
Nos parece terrible que muchas personas sufran maltrato en sus puestos de trabajo, por los riesgos que corren, por la presión que viven y el estrés que estos ritmos les generan.
Cada trabajadora y cada trabajador merecen todo el respeto en el servicio que prestan con su trabajo. Cada hombre y cada mujer han de ser tratados con dignidad.
Sabemos de la realidad del trabajo infantil, de niñas y niños en todo el mundo a los que se les roba el derecho a una vida feliz. No podemos permitirlo ni callar ante esta realidad.
Hay familias a las que les resulta muy complicado conciliar horarios para poder convivir, disfrutar, compartir tiempos entre padres e hijos.
Escuchamos noticias de trabajadores y trabajadoras que sufren accidentes o enfermedades por falta de medidas de seguridad y de protección que les permitan desarrollar bien sus tareas.
En nuestra provincia, el número de accidentes laborales ha aumentado de manera considerable en los últimos años, de manera alarmante: los datos son muy dolorosos.
Hay muchos más problemas y retos que nuestra sociedad ha de afrontar para avanzar en esta realidad tan importante que es el trabajo digno y con derechos.
Queremos pedirle a Jesús que acompañe las vidas de tantas trabajadoras y trabajadores que buscan y sueñan con un futuro mejor.
Señor Jesús, te ofrecemos todo nuestro día, nuestro trabajo, nuestros esfuerzos, nuestras alegrías y también nuestras dificultades.
Concédenos, como a todos nuestros compañeros y compañeras de clase, que hoy podamos pensar como tú, trabajar contigo y vivir en tu Amor.
Danos el regalo de quererte con todo nuestro corazón y de servirte con todas nuestras fuerzas.
Te pedimos que tu sueño se haga realidad en cada escuela de nuestra ciudad y de todo el mundo, en las fábricas, en los campos, en los talleres, en la mar, en los despachos y en nuestras casas.
Que las trabajadoras y trabajadores que sufren desaliento permanezcan en tu Amor.
Y que, por la misericordia de Dios Madre y Padre, quienes han muerto en el campo de honor del trabajo y de la lucha, descansen en paz.
María, Madre de Jesús, el Obrero de Nazaret, ruega por nosotros. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.