Ecología Integral
Por: Javier Sebastián, Coordinador Pastoral Escolar Salesianos San Rafael
Cuando preguntamos por la causa ecológica y por el “cuidado de la Casa Común”, la mayoría de personas relacionan este lenguaje con las causas de la crisis medioambiental, el deterioro de nuestro Planeta y la contaminación, la necesidad de reciclar o el abuso de los materiales plásticos, etc… ¿A que a ti también te pasa? Pues, aun no falto de razón, si tu mirada es más amplia… vas acertado, amigo.
La perspectiva que nos abre la Carta Encíclica LAUDATO SI’ del Papa Francisco apunta a la llamada “ecología integral”, y con ese título tan sugerente se convocó en nuestra diócesis un primer Encuentro para profundizar en esta clave, organizado por el Obispado y por Cáritas Diocesana.
A nuestra Casa se la invitó para compartir una monografía-testimonio de lo vivido en nuestra comunidad educativo-pastoral en los últimos años (sensibilización medioambiental, compromisos “en verde”), especialmente durante el curso pasado (¡inmersos en plena pandemia!) con nuestra adhesión a la “Don Bosco Alianza Verde”. Esa creo que fue nuestra humilde aportación: lo esperanzador e ilusionante de nuestro compromiso educativo para acompañar a nuestro alumnado en la experiencia de una ciudadanía activa, crítica, atenta a la realidad y comprometida con la transformación social.
Lo que recibimos en esta reflexión compartida a nivel diocesano nos ayudó a centrar la mirada en el espíritu de Laudato Si’ y en la propuesta del Papa Francisco: una mirada atenta nos invita a descubrir que no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental; las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza (LS 139); parece necesario que el análisis de los problemas ambientales sea inseparable del análisis de los contextos humanos, familiares, laborales, urbanos, y de la relación de cada persona consigo misma, que genera un determinado modo de relacionarse con los demás y con el ambiente: hay una íntima interacción entre los ecosistemas y entre los diversos mundos de referencia social…
¡Qué potente llamada para vivir la Cuaresma desde la atención a quienes sufren las peores consecuencias de tal desajuste estructural! Hablar de “ecología integral” -según quiere la Iglesia- da sentido a nuestro compromiso educativo-pastoral: cuando trabajamos contra la crisis medioambiental y por una mayor sostenibilidad de nuestra institución, cuando nos comprometemos por la paz y la no violencia, cuando denunciamos las causas de la pobreza y promovemos campañas solidarias, cuando defendemos un trabajo digno o impulsamos la causa de la igualdad -animando la coeducación y rechazando la violencia machista-, cuando hablamos de acogida a la diversidad, de apertura a otras culturas o a la realidad de la inmigración, cuando cuidamos la educación socioemocional o la prevención del acoso escolar en nuestro entorno, cuando animamos la presencia evangelizadora y transformadora de los misioneros y misioneras en países en desarrollo, apoyamos la labor de la FISAT o de nuestra ONGD Bosco Global… cuando hacemos todo eso y más, ¡vivimos desde la ECOLOGÍA INTEGRAL! Y no podemos renunciar a nada de lo que nos hace ser lo que somos, una comunidad comprometida por el bien común y que quiere poner en el centro la dignidad de las personas… porque en ello nos jugamos nuestra identidad y nuestro futuro.