A los pies de María Auxiliadora
Por: Equipo de Animación Pastoral San Rafael
La imagen de María Auxiliadora en nuestro jardín, en el precioso olivo que la acoge y con esas flores preciosas plantadas a los pies de la Madre (¡gracias, Fini y Vicente, por hacerlo posible!) es todo un icono para nuestra Comunidad, brazos abiertos que acogen a quienes nos visitan y que reúnen -en fiesta y oración- a las hijas e hijos de San Rafael: eso quieren significar esas cintas en las ramas cubiertas de flores elaboradas con las niñas y niños del cole, todos unidos alrededor de la Madre, todos unidos como la mejor corona.
Cada grupo-clase, y muchos particulares, viven sus momentos de oración y silencio ante la Auxiliadora en estos días de mayo, “un mes que siempre dedicamos a María: es la Mujer que nos trae la alegría de la Pascua, y esa alegría es Jesús, nuestro Amigo”.
Os compartimos la propuesta de guion que cada tutor ha adaptado para este momento tan especial (¡gracias por ser “escuela en Pastoral” y por acompañar a vuestras niñas y niños en estas experiencias luminosas!). También subrayamos la implicación del grupo de delegadas y delegados de Pastoral que han colaborado con sus tutores en este gesto.
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Ambientación
“Hoy estamos aquí, unidos, delante de María, nuestra Auxiliadora. Hemos venido para estar con ella, para rezarle, para pedirle lo que nuestro corazón espera y para darle las gracias. Así que vamos a comenzar con un momento de silencio, y lo primero que vamos a hacer es pensar qué le diríamos a nuestra Madre Auxiliadora, qué le queremos contar…
(Cerramos ojos, escuchamos con atención el silencio…)
Del Evangelio de san Lucas (2, 15b-19)
Cuando recibieron aquella noticia del nacimiento de Jesús, el Mesías esperado, los pastores se decían unos a otros: «Vamos derechos a Belén, a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor.»
Fueron corriendo y encontraron a María, a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Palabra del Señor.
(Momento de silencio: pensamos en algo que decirle a María; darle las gracias por lo mucho que recibimos o pedirle ayuda… Pidamos a María que nos ayude a acoger en nuestro corazón a las personas que más nos necesitan, a quienes viven en el olvido, sin esperanza, sin futuro… Pidamos que siga habiendo personas generosas y comprometidas y recemos por nuestra Comunidad, por nuestro Cole, para que sea siempre una gran familia comprometida con quienes más nos necesiten.
(Ponemos ante los pies de María nuestro “Mayo Solidario” y las diferentes causas y proyectos con los que hemos colaborado, porque “somos de la Auxiliadora si estamos atentos a prestar auxilio a quienes más falta les hace” -Campamento Urbano, Cáritas, Campaña Esenciales pro regularización migrantes y Carrera Solidaria “Bosco Global”-).
Oración final: “La mejor procesión”
¿Vamos a mantener a María Auxiliadora siempre encerrada en una capilla?
Ella quiere estar en la vida: vivió en medio del pueblo, caminó por calles y plazas, era conocida por la gente…
Si llevamos a la Virgen en procesión por nuestras calles es para meterla en la vida misma de la ciudad, en nuestro barrio, en nuestras calles y plazas, en cada casa, en el corazón ilicitano.
¡Ella disfruta en medio de sus hijos! ¡Así son las madres!
Pero la mejor procesión de María Auxiliadora la hemos de vivir en ti y en mí. El amor de María pasa por tu vida, auxilia con nuestras manos disponibles y atentas, muestra toda su alegría con la gracia de nuestra sonrisa.
Así, cada momento, cada día, podemos llevar a María Auxiliadora en procesión: ¡tú y yo somos su mejor Trono, somos portadores de su auxilio, de su alegría, de su paz!
Haz de tu vida, hoy y siempre, una procesión de la Virgen, para llevarla a quienes te rodean. Amén.