8 de marzo desde la mirada de Cáritas
Por: Toñi Peral (Coord. Comisión Igualdad y Convivencia San Rafael) y Javier Sebastián (Coord. Pastoral Escolar San Rafael)
En torno a la celebración del 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, cuidamos la sensibilización en nuestro Centro, con la ayuda de los recursos y actividades que la Comisión de Igualdad y Convivencia nos va facilitando. Desde sus orientaciones, seguimos profundizando con nuestro alumnado en la necesidad urgente de visibilizar la igualdad para posibilitar la construcción personal y comunitaria: es necesario sembrar esta convicción desde edades bien tempranas «hasta que la igualdad se haga costumbre».
Junto al “Buenos Días” que esta jornada nos ha regalado en el cole, queremos compartir esta reflexión de la mano del Equipo de Comunicación e Incidencia de Cáritas, que en su reciente nota de prensa se hace eco de la reivindicación de este 8M. A través de su amplia red de programas de apoyo y escucha (centros de día, recursos residenciales o servicios de atención, entre otros), Cáritas es testigo de cómo “durante la pandemia se han disparado las dificultades de las mujeres acompañadas para acceder a una vida digna y quedan aún más mermadas para ellas las oportunidades de elegir su propio proyecto de vida a causa de las barreras que impiden su desarrollo personal y laboral”.
Las mujeres son -afirma Cáritas en sus declaraciones- “doblemente golpeadas por un modelo estructural, en el que al flagelo de las violencias machistas se suman las desigualdades múltiples -como son el origen étnico, la edad, la situación socioeconómica, la discapacidad o la ubicación geográfica-, que impactan en las mujeres en condiciones más precarias y aumenta su riesgo de exclusión social. Si en 2020 decíamos que la pobreza tiene rostro de mujer, en 2021 podemos atestiguar, por nuestra experiencia, que los efectos de la pandemia también lo tienen”.
Cáritas analiza en su comunicado algunos de los problemas a revisar: por ejemplo, la realidad de muchas profesiones con carácter esencial que son profesiones eminentemente feminizadas (y en muchos casos precarizadas), y esa “economía de los cuidados” -en manos de mujeres principalmente-, son factores que sitúan a las mujeres en una posición de mayor vulnerabilidad ante los efectos de la COVID; nombra la situación de las familias monomarentales (con altos índices de precariedad); también la realidad de desventaja de las mujeres migrantes y racializadas…
“Las mujeres y las niñas -concluye Cáritas-, sin duda alguna las más afectadas por la grave crisis mundial creada por la pandemia, son también el pilar fundamental en la recuperación y construcción de un mundo más justo, solidario e inclusivo. Urge, por ello, que todas las políticas públicas pongan en el centro a las mujeres y las niñas en todos los ámbitos, y acaben con las dinámicas de exclusión social”.
La presencia profética de Cáritas y sus redes de apoyo junto a tantas mujeres, nos interpela y nos urge al compromiso constante por la igualdad, desde nuestra tarea educativa y sobre todo visibilizando experiencias comunitarias de igualdad y de corresponsabilidad.